lunes, 25 de febrero de 2013

Eneas en Sicilia

Un suave viento norte empujó las naves hacia Sicilia. Allí se hallaban las cenizas de Anquises, su padre.
Allí los recibió el rey con toda clase de honores. Entre ellos se disputaron unos grandiosos juegos deportivos en memoria de Anquises.
Juno, siempre alerta para molestar a Eneas, llenó el corazón de los troyanos con deseos de ubicarse en la región y olvidar de ese modo su misión. Luego le dijo a Iris, su mensajera:- Ve a Sicilia y cuando los troyanos se encuentren entretenidos con los juegos, convence a las mujeres para que prendan fuego las naves troyanas.
Eneas, que estaba siempre atento, se dio cuenta de lo ocurrido y le suplicó a Júpiter su ayuda. Y este, envió una lluvia que logró apagar el fuego.
Eneas quedó muy preocupado ya que cuatro de las naves resultaron averiadas y no estaban en condiciones de volver a zarpar.
Una noche mientras dormía, Anquises se le apreció en sueños y le dijo:- Eneas, Júpiter me ha enviado para que te dé el siguiente mensaje: Elije a los hombres más valientes de tu tripulación y llévalos contigo al Lacio. El resto de los hombres pueden quedarse aquí y los dioses no te recriminarán la decisión.
Eneas siguió el consejo de Anquises y durante la travesía solo tuvo que lamentar la muerte de Palinuro, su piloto, que se ahogó en alta mar.


3 comentarios:

Laura dijo...

¿Y para que iban al Lacio?

Juanma Couto Lema dijo...

Muy bien, yo no ubicaba a Eneas en Sicilia

paula crespo dijo...

Muy bien, es mas un trozo de esta historia nos aparecio en un examen este año

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