viernes, 19 de junio de 2015

EL FINAL DE UN GRAN VIAJE

Tras una gran noche en las magníficas instalaciones del palacio de Alejandro Magno nos levantamos con gran energía y bajamos a desayunar. Unas criadas nos condujeron hasta un comedor en el cual nos esperaban Alejandro y Hefestion con una mesa llena de diferentes tipos de alimentos. El emperador nos dijo que cogiésemos todo lo que quisiésemos y nosotros comenzamos a probar la deliciosa comida que nos habían brindado. Después de un gran desayuno subimos a nuestros aposentos para prepararnos para el largo viaje que nos esperaba.
Una vez preparados nos reunimos con nuestros dos amigos a la entrada del palacio. Al abrir la gran puerta, nos encontramos con un gran número de soldados que aguardaban en una perfecta y ordenada formación la llegada de su emperador.
-¿Y todos estos soldados?- dijo Sabela C.
-Son mi ejercito y evidentemente ellos nos acompañaran durante nuestra expedición a la capital de mi gran Imperio: Alejandría.
Teniendo en cuenta esto, emprendidos el largo y duradero camino hasta la capital del Imperio. Durante el viaje nos paramos a descansar varias veces, hacía un gran calor y el camino se nos hacia pesado. En uno de estos descansos, Alejandro nos comunicó una noticia que nos alarmó.
-Compañeros, mi mensajero me acaba de comunicar que todo un ejercito persa nos espera a menos de una hora de aquí. Teniendo en cuenta que sois unos simples viajeros os daré la opción de no luchar aunque personalmente me gustaría mucho que vosotros los hombres peleaseis conmigo- nos dijo Alejandro Magno.
-Será un orgullo luchar bajo tus órdenes- dijo Alejandro.
-Claro emperador cuente conmigo- dijo Sergio.
-Yo si le parece bien me quedaré protegiendo a las mujeres- dijo César.
-¿Y yo no puedo ir?- dijo Verónica mostrando su audacia.
-Las mujeres no pelean- dijo Alejandro Magno con un tono despectivo.
Acto seguido, Alejandro Magno nos llevó a una tienda improvisada y nos proporcionó unas armaduras, un escudo y unas espadas. A continuación ordenó a sus soldados levantar un campamento para pasar la noche antes de salir a la batalla.
Esa noche nos fuimos un tanto preocupados a la tienda, realmente, nuestras vidas corrían peligro pero sabíamos que la batalla de la que hablaba era la Batalla de Gaugamela y pasaría a la historia como una victoria aplastante del ejercito Macedonio por lo que con un poco de fortuna no nos ocurriría nada.

Llegó el día, nos levantamos muy temprano por la mañana y junto a todo un ejército de Macedonios iniciamos un viaje que se nos hizo eterno debido, seguramente, a los nervios. Finalmente llegamos a un enorme descampado en el que nos esperaba el interminable ejercito persa. Sergio y yo nos encontrábamos junto a Alejandro Magno, que nos había proporcionado dos caballos y un equipamiento de gran calidad. Antes de empezar la batalla, Alejandro inició uno de sus discursos motivadores. Realmente, puedo aseguraros que esta experiencia nunca se nos olvidará, ya que ver cómo Alejandro, en su caballo Bucéfalo, motivaba a todo su ejército para derrotar a los persas ponía la piel de gallina.


Al terminar el discurso,todos los soldados comenzaron a gritar y a levantar sus armas. Acto seguido, Alejandro Magno dió las instrucciones a los dirigentes de las distintas secciones del ejército. La táctica de Alejandro sabíamos que sería muy útil, y que todavía hoy en día se usa, pero realmente Sergio y yo no nos enteramos de mucho.
-Bueno compañeros, vosotros dos manteneros a mi lado y no os mováis, solamente id detrás de mí eliminando a todo persa que se os cruce. Recordad que hay que tener mucho cuidado con los arqueros persas, así que aprovechar los escudos que os he dado-dijo Alejandro Magno.
-De acuerdo señor-Dijo Sergio
Siguiendo sus instrucciones,permanecimos parados a su lado durante un tiempo que se nos hizo larguísimo. Tal como esperábamos, los persas llevaron la iniciativa, cubriendo el cielo de flechas. Afortunadamente, nuestros escudos nos salvaron del daño. Durante un tiempo permanecimos observando cómo el ejército griego, liderado por un Alejandro Magno que luchaba como ningún otro, iba reduciendo el número de enemigos, que en un principio era superior numéricamente a nosotros. En cuanto a nosotros, la batalla fue bastante tranquila, ya que teníamos a todo un escudo humano como era el emperador, aunque cierto es que tanto Sergio como yo tuvimos que acabar con varios persas que nos venían a matar. Finalmente llegó un momento donde nuestra superioridad numérica y militar era aplastante y por lo tanto pudimos ver como los pocos persas que quedaban se retiraron.


Todos los macedonios gritaban y daban saltos de alegría, habían ganado una batalla importantísima y que nosotros sabíamos que pasaría a la historia.
-Vaya, realmente me habéis sorprendido, habéis luchado muy bien, enhorabuena, ahora toca celebrarlo-dijo Alejandro Magno.
-Ha sido un placer-dije yo.
Después de las felicitaciones, emprendimos el camino hacia el campamento. Al llegar, nos reunimos con nuestros compañeros, los cuales nos esperaban con gran entusiasmo. Después de contarle nuestras experiencias, empezamos el viaje hasta nuestro último destino: el palacio de la capital del imperio Alejandría.
Finalmente, tras un larguísimo y pesado camino llegamos a Alejandría. Hacía mucho calor y el sol pegaba con mucha fuerza. El recibimiento que nos hicieron fue espectacular, todo el mundo nos aclamaba, lanzaban flores, nos aplaudían...La decoración era espectacular, había preciosas alfombras, enormes estatuas de oro y magníficas fuentes.

Tras el gran recibimiento, pasamos  la noche en un palacio de ensueño, donde disfrutamos de un delicioso banquete y una serie de actuaciones que hacían que las horas pasasen rápido.
Finalmente,tras dormir en el palacio, nos levantamos muy cansados y bastante tristes ya que debíamos volver a casa. Bajamos a la entrada donde nos esperaban Alejandro Magno y Hefestion:
-Bueno compañeros, espero que tengáis un buen viaje y os vaya bien en vuestros negocios,muchas gracias una vez más por salvarle la vida a Hefestion y por participar en una gran batalla como ha sido la de ayer. Espero veros pronto, buen viaje!-dijo Alejandro Magno.
-Muchas gracias por salvarme la vida compañeros, os estaré agradecido toda mi vida, aquí siempre sereis bien recibidos. Buen viaje!-dijo Hefestion
-No tenéis que agradecer nada, para nosotros ha sido un honor poder pasar estos días con vosotros. Muchas gracias por vuestra hospitalidad y mucha suerte en vuestras próximas conquistas-dijo Verónica en nombre de todos.
Tras despedirnos uno a uno de Alejandro Magno y Hefestion, así como de todos sus hombres salimos del palacio para dirigirnos a un rincón asegurándonos de que nadie nos viese. Allí, pusimos fin a una experiencia inolvidable y que posiblemente fuese el mejor viaje de nuestras vidas.Con gran pena, cogimos el TRANSCHRONION y marcamos el año 2015 y Ferrol . El viaje se había terminado....

F     I      N

1 comentario:

Patricia Maristany dijo...

Me parece una historia alucinante,creo que demostrasteis mucho valor al participar en la batalla ayudando a Alejandro Magno y también tuvo que ser muy emocionante el recibimiento tras ganarle la batalla a los persas.Estoy deseando usar el transchronion y vivir nuestras propias aventuras.

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